viernes, 23 de agosto de 2013

El maestro de educación física como promotor de salud

Profesor Jacobo Moquete Guzmán

Este trabajo va encaminado a demostrar que el profesor de educación física debe comprometerse más con la salud de los estudiantes en sus clases de educación física y así convertirse en un promotor de salud y darle un carácter científico a su actividad docente. Abandonar la tradicional práctica de utilizar el cuerpo  del alumno o alumna como si fuera un robot, con movimientos automatizados que poco aportan al desarrollo y el aprendizaje significativo de la vida futura del estudiante.
Diariamente el profesor recibe en sus clases diferentes tipos de alumnos, que aunque están en una misma aula reciben las mismas asignaturas, comparten intereses comunes de acuerdo a la etapa y le edad en que están, pero en la clase de educación física es donde más se manifiestan las diferencias individuales, que vienen dadas por el peso, la talla, las habilidades y capacidades físicas que desarrollan cada uno de estos alumnos y alumnas.
Y es atreves del método de observación directa el más utilizado en la clase de educación física que el profesor detectara los alumnos que más ayudas necesitaran, no solo porque no dominan una habilidad deportiva, sino también por problemas de sobre peso que condicionan y dificultan la movilidad y sobre todo ponen en riesgo la salud de los estudiantes. Si observamos las propuestas curriculares de muchos países, en muy pocos se habla de cómo el profesor puede influir en el mejoramiento de la salud general de los alumnos y alumnas atreves de las clases de educación física.
La pedagogía del siglo XVI de la educación física a nivel mundial está exigiendo que estos profesionales amplíen su perfil, ósea, pasar de simples profesores autómatas, a ser elementos decisivos en la salud de sus alumnos; a realizar un proceso docente científico, significativo tanto para el como para los alumnos, esto inclusive reforzara la relación alumno y profesor si la educación es preparar al alumno para la vida, le educación física debe cumplir con este principio universal, y el profesor de educación física debe asumirlo con toda responsabilidad y entrega.  Debe inculcar en el alumno y alumna la convicción y la importancia de realizar ejercicios físicos para mantener la salud física y mental, no solo atreves de la práctica deportiva sino además de ejercicios físicos que no impliquen juegos deportivos, o actividades que por la complejidad que presentan desmotivan al alumno y alumna. Otra labor y responsabilidad del profesor de educación física como promotor de salud en la escuela es velar por la calidad de la alimentación de los alumnos y alumnas, orientarlos sobre qué tipo de alimentos son beneficiosos para mantener la buena salud y planificar clases en que se hable de la relación ejercicio físico y nutrición.
Es aquí donde el profesor aprovechara para detectar los alumnos y alumnas que presentan dificultades de sobre peso y los orientara sobre la importancia de impartir correctos hábitos de alimentación; otro aspecto importante que el profesor debe trabajar con el alumno y alumna es aspecto estético que está íntimamente ligado al problema alimenticio.
Es característica de los alumnos obesos o sobre peso presentar excusas para no participar en las clases de educación física ya que estos temen ser rechazados por los compañeros y compañeras de su grupo, esto baja la autoestima y puede llegar a tener consecuencias de problemas de personalidad en el futuro adulto, que ahora es adolecente o niña o niño.  Es importante recordar que las civilizaciones antiguas especialmente en Atenas, Grecia los ciudadanos hacia culto a la belleza del cuerpo y al beneficio del ejercicio físico en la salud del ser humano.
El filósofo griego Sócrates, enfatizaba En que “todo ciudadano debería mantenerse en condiciones óptimas de manera que pueda servir a su estado de Grecia cuando así se le solicite”. Para Aristóteles, la medicina y la gimnasia persiguen el mismo fin: La salud. Otro personaje de la antigüedad que visualizaba la educación física como un medio para promover la salud lo fue Martin Lutero.
Con el renacimiento llegaron los avances en todas las áreas incluyendo la educación física, se empiezan a conocer los métodos pedagógicos y la práctica de la educación física tomo otra dimensión, y es cuando la educación deportivista desvirtúa un poco la filosofía por la que propugnaron los filósofos de la antigüedad. Somos partidarios de que los profesores retomen y revisen la filosofía antigua y trabajen para una mejor cálida de vida de sus alumnos y alumnas; esto así, porque en la actualidad múltiples enfermedades afectan la humanidad y causan miles de muertes anualmente; pero una de las más letales es la obesidad, y uno de los grupos más vulnerables son los niños y niñas, jóvenes, adolecentes que están en edad escolar y son los que reciben toda la influencia negativa en términos de consumismo.
Entorno a esto nos preguntamos ¿Qué actuaciones podemos llevar a cabo desde nuestra responsabilidad social como profesores de educación física para ayudar a paliar esta preocupante situación. Debemos ser conscientes de que afrontamos un problema tan grave como complejo y para el que no existe fórmulas mágicas para solucionarlo, ni en el plano infibula ni en el comunitario, aunque no por ello debemos desistir en nuestro empeño.
Es cierto que hay numerosas e importantes acciones que deben ser tomadas a los más altos niveles de las distintas administraciones, pero no es menos cierto que también desde los centros educativos podemos y debemos impulsar medidas y programas que pueden llegar a ser mucho más eficaces de los que en un principio podría parecer.

La primera responsabilidad que tenemos como profesores de educación física, promotores de salud es la de
detectar los casos de sobre peso y obesidad que se dan entre nuestro alumnado. Una vez localizados los sujetos con exceso de peso debemos informarles de los problemas de salud que suponen el sobre peso y la obesidad y motivarles hacia el cambio. Dado el creciente número de alumnos susceptibles de incorporarse a este tipo de programas, debemos promover en los centros docentes la conveniencia de crear grupos especiales del refuerzo educativo que reciban una o dos horas extra de clase semanal para ayudarles a superar este problema, que como hemos visto no sólo tiene repercusiones físicas, sino también psicológicas que pueden incluso estar relacionadas con algunos casos de fracaso escolar.
El profesor de educación física debe diseñar y desarrollar un plan de tratamiento comprensivo, que debe incluir objetivos concretos de pérdida de peso, manejo de la actividad física y de la alimentación, modificación del comportamiento y, cuando se necesario, la participación e la familia. No es preciso ponerse como objetivo alcanzar el peso deseable o normal porque es poco realista a largo plazo. Combinando dieta  ejercicio con tratamientos conductuales pueden conseguirse pérdidas del 5 al 10 % del peso durante un periodo de 4 a 6 meses.
No debemos olvidar que, por desgracia la obesidad suele convertirse en una afección crónica. Es muy frecuente que los adolescentes retomen sus antiguos hábitos de ejercicios y de nutrición una vez alcanzada la meta que se habían propuesto, recuperando los kilos que habían perdido y bajando aún más su autoestima.
Por eso nuestro objetivo con estos alumnos no se limita a conseguir un descenso en el peso a partir de un control adecuado de la actividad física y de la alimentación, debemos lograr un cambio de hábitos cuyo efecto se prolongue en el tiempo. Desde aquí, quiero animar a todos los profesionales de la educación física a apoyar a sus alumnos con problemas de exceso de peso, a reforzar la educación para la salud dentro del currículo de la asignatura y a promover la creación de entornos más saludables en sus centros educativos.

Así mismo y para agotar de respaldo científico a nuestras  actuaciones, debemos impulsar y desarrollar investigaciones que nos permitan ampliar el escaso conocimiento que tenemos sobre los múltiples factores que interactúan en esta epidemia del siglo XVI y sobre cómo podemos combatirla desde el ámbito de la escuela.

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